La contaminación lumínica tiene como manifestación más evidente el
aumento del brillo del cielo nocturno, por reflexión y difusión de la luz
artificial en los gases y en las partículas del aire urbano, de forma que se
disminuye la visibilidad de las estrellas y demás objetos celestes.
Se ha descubierto que el uso de luces tipo
"LED" en habitaciones de niños pequeños es desaconsejable porque
produce alteraciones en el sueño.
En 2012 fue publicado un estudio capitaneado por
neurocientíficos de la Ohio State University Medical Center, financiado
parcialmente por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, que sugiere que
exponerse por la noche a fuentes lumínicas, como pantallas de ordenador o
televisión alteraría el ciclo luz-oscuridad provocando desajustes que serían
causa de depresión, además de modificaciones en el hipocampo, disminución de la
densidad de las espinas dendríticas y aumento del factor de necrosis tumoral (TNF).
Estudios anteriores encontraron relación entre contaminación lumínica nocturna
y mayor riesgo de cáncer de mama y obesidad.
Se ha demostrado en los últimos años que una exposición prolongada de los árboles a luz artificial puede provocar que los árboles se descontrolen y crezcan en momentos inadecuados.La contaminación lumínica produce un incremento de la contaminación del aire al inhibir en parte las reacciones químicas que hacen depositarse a los óxidos de nitrógeno en forma de nitratos.
La contaminación lumínica ha tenido muchas consecuencias como el
desperdicio de energía, daños a los ecosistemas nocturnos, daños en la salud de
los humanos y animales. También con la contaminación lumínica de forma
progresiva van desapareciendo las estrellas y solo las más brillantes, algunos
planetas y la luna pueden ser visibles.
Mendoza Gabriel Magaly
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